Hoy he quedado con un amigo de la facultad después de unos cuantos años sin vernos. La tarde jugaba con ventaja: lluvia, reencuentro, cervezas, un ¿Y cómo te va la vida?, seguido de un ¿Recuerdas los ojos tristes de Rebeca en la clase de derecho constitucional?”...
Años vertiginosos donde nos bebíamos nuestra hermosa inconsistencia. Las noches no tenían fin, nuestros sueños probablemente tampoco.
La tarde cansada de hacer trampas, se abrió las venas para nosotros. Hemos ido sacando recuerdos de esta mágica carnicería.Yo te llamo sin falta, ¡Qué no qué no! La próxima vez me toca a mí. Dentro de diez años en este mismo bar habrá más lluvia en los cristales, nuevas cicatrices y nuevos silencios por escrutar. De momento, la siguiente ronda la pago yo…
Años vertiginosos donde nos bebíamos nuestra hermosa inconsistencia. Las noches no tenían fin, nuestros sueños probablemente tampoco.
La tarde cansada de hacer trampas, se abrió las venas para nosotros. Hemos ido sacando recuerdos de esta mágica carnicería.Yo te llamo sin falta, ¡Qué no qué no! La próxima vez me toca a mí. Dentro de diez años en este mismo bar habrá más lluvia en los cristales, nuevas cicatrices y nuevos silencios por escrutar. De momento, la siguiente ronda la pago yo…
3 comentarios:
Hay recuerdos que languidecen. Que toman el sepia de los años. Que huelen a tabaco. Envejecen distinto en cada piel. Translúcidos y frágiles. Engordan o les duelen las caderas o mueren.
Pero es curioso que vistos mano a mano, en una barra de bar o en una mesa, recobran matices y frescura. Y vuelven rescatados a la vida.
Lo mejor encuentro seguro que ha sido las ganas que le has contagiado a ese amigo. Algunas frases pequeñas dicen cosas enormes, y se apuntan.
No se entiende nada. Son las 7.30... Quiero decir "lo mejor del encuentro"
Ala, potrillo.
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