domingo, 16 de junio de 2013

vives

(Fotografía de Takuma Nakahira)

Jaime Gil de Biedma, in memoriam,
escrito a los pies de su tumba un día abrasador de primavera...


habitas las ciudades
los abrigos rojos
la maleza transparente de los gin tonics/
y cuando amas
las libélulas se prenden fuego unas a otras
en el sudor triste de la tormenta/  
escuchas la codicia del río desbordado/         
vives encaramado a una ola que no cesa/
vives abrazado
a las palabras
junto a los que caminan
el largo éxodo entre las piedras…
  

domingo, 28 de abril de 2013

los límites de la noche


Fotografía de Trent Parke.


Hoy soñé con Saramago. Ha sido un sueño limpio, luminoso, de una ternura insoportable. Los dos íbamos a comprar el periódico en el mismo Kiosco, después nos sentábamos en un banco. Él me hablaba con ese tono de voz tan hermoso y tan suyo, lleno de sabiduría, eso lo recuerdo. Pero no recuerdo de qué me hablaba. Tal vez me estaba desvelando el secreto, o me detallaba los senderos que atraviesan la orografía árida de la muerte. Yo no me quería mover de su lado, quería quedarme en ese banco para siempre. Él encendió un cigarrillo, creo que durante su vida nunca fumó, pero le quedaba bien, le daba un aire de detective condescendiente, de poli bueno que tiene la mirada perdida en una sala de interrogatorios. Hacía círculos de humo, y me miraba. Ya no necesitábamos de las palabras.
Aquello no podía durar, era demasiado perfecto. La inminencia de un desenlace. Tal vez el maestro se marcharía otra vez de la vida de puntillas y sin hacer ruido, con un periódico mojado por la lluvia, y las gafas empañadas(...) pudiese ser que me alejase del ruido y me guardase el humo de su recuerdo en los bolsillos, pudiese ser que el muerto fuera yo…

sábado, 6 de abril de 2013

fragmento de "La habitación trashumante"

                             Fotografía cubierta. Rafael Arocha.


Como si con la araña no tuviese suficiente,
anoche fui a ver lobos.
                                   Tenía prisa por los aullidos.
Mudo atravesando ese pinar interminable. La madrugada se golpeaba opaca las sienes contra los límites de la habitación de rocío. Un satélite militar cortejaba a la luna. Un tractor lejano rugía patas arriba.  Los lobos oliendo mi tristeza. Yo tenía prisa por la sangre enamorada que vierten a la noche. Tenía prisa por los colmillos, por las orejas que terminan en punta, por el crujir de dientes sobre la médula imaginada de la oveja. Tenía prisa por su hambre soliviantada en el corazón de las semanas. Prisa por volver a la manada (...)                

martes, 29 de enero de 2013

outsiders

Fotografía de Eikoh Hosoe


fuera de la zona de confort no hay teorías ni triángulos isósceles
ni siquiera instrucciones en cuatro idiomas de cómo hacer el amor con trajes de nylon una noche de luna llena
fuera de la zona de confort se respira se sueña y se fornica
como en un mural de Diego Rivera
danzando alrededor del fuego y la demencia de las flores
no hay un coche alemán ni una casa acristalada en el skyline
fuera de la zona de confort no hay seguridad jurídica     
en los besos que transmiten la malaria
fuera de la zona de confort una película situacionista
es proyectada en una pared en blanco
donde sólo se oye constantemente
“nosotros organizaremos la detonación”
fuera de la zona de confort
Demóstenes medita en el centro mismo de las cosas
cuando termina
se saca una a una las piedras de la boca  
y se caga en la metafísica con todas sus fuerzas…
fuera de la zona de confort
los días tienen perros que no conocen el hambre          
fuera de la zona de confort                      
unos desconocidos
interrumpen el sermón dominical
y proclaman
la soberanía hermosa y redonda
del otro lado de los espejos…
     

martes, 22 de enero de 2013

la turbulencia del agua detenida

Fotografía de Eikoh Hosoe.


la ropa limpia que traemos
doblada entre las manos
cuando venimos
del sueño
eso nos falta

traemos los ojos rojos del cloro
de las piscinas de la infancia
donde nadábamos  
acuestas con nuestras primeras erecciones 
pero
a cada semana que pasa
se nos olvida nadar
en la presunta tibieza del agua
que abrasa la piel de las mujeres  

lo que nos falta
es la mirada del perro lazarillo
para aceptar las cosas tal y como son
o la caricia del taxidermista
para desvestir los leotardos de un inverno salvaje
que se muere constipado
en el deshielo

así tan poca cosa
crisálidas de indigencia
somos en las manos rugosas
que estrangulan el campo     
lo que nos sobre o lo que tal vez nos falte
sea  
la cojera atávica de las palabras…