A menudo sueño con perros
con vientres hinchados de silencio
con la breve fantasmagoría
de una rueda bajando la montaña…
y me dices que mis libros de Kurt Vonnegut
abrasan
al gimnasta loco que muere
joven por el magnesio y la rutina
y los besos
todos ellos amontonados
bajo mi cama a la espera
de que alguien los saque a pasear
a deshora
por las calles de la ciudad.
Vagabundos
en sus crisálidas de orín y benzedrina.
y ya no me quedan ganas para
seguir siendo poeta
la poesía es un negocio turbio
donde me sangran
los aullidos
y a las paredes
las da por repeler mis cantos de lucha y esperanza…