domingo, 20 de abril de 2008

Mi cáscara de nuez




Estoy leyendo un cuento de Cortázar. Y siempre que leo a Cortázar me voy empequeñeciendo a cada renglón, a cada metáfora que habita triste en los márgenes de la página. Pasan treinta minutos y soy del tamaño de una cáscara de nuez, ínfimo, desguarnecido, vulnerable ante tanto talento ajeno. Y además de miniaturizarme, me entran ganas de marcharme a desandar los senderos hermosos de su prosa, a desenterrar un tesoro en el metro de París, o a secuestrar un “cronopio” y rascar su barriga con forma de violonchelo…
Me estoy marchando. Perdonad mis malos modales, mi pésima educación, tan tranquilo lo digo, ahí os dejo rodeados de bruma de cartón piedra. Os abandono. Apagad las luces cuando salgáis, que nunca se sabe quién puede entrar sin mi permiso, y construir un palacio con los libros de Julio Cortázar en el epicentro poético de mi habitación…

5 comentarios:

giraluna dijo...

qué bonito cáscara de nuez!

besos.

Anónimo dijo...

Siempre queda perfume
en las manos
de quien ofrece rosas.

Bea dijo...

Potrillo; Siento haberte hecho empequeñecer tantas veces para aprobar los exámenes.
xxxxxxxxxx

Reina dijo...

Maravillosa y poética descripción de un sentimiento...
Cuando leo a Cortázar siento que me hundo en el sillón hasta desaparecer dentro de sus palabras...
Ahora sé que no soy yo, es Cortázar...

Anónimo dijo...

http://missdesastresnaturales.blogspot.com.es/2012/08/yo-no-soy-la-maga.html