martes, 23 de febrero de 2010

el cuarto de los ratones

Almond Blossom. Vincent van Gogh

Me he puesto a recordar. Un ejercicio de contemplación inspirado en el movimiento perenne que supone la vida. He tratado de estirar mis terminaciones nerviosas al máximo, avivando el fuego de mi hipotálamo con antracita y recuerdos. Y he llegado a mis cinco años, a esa frontera infranqueable, para enfundarme otra vez el baby azul manchado de plastilina, y volver a contemplar la vida con unos ojos inmaculados. La sorpresa de un día nuevo, pero totalmente ajado y amarillento en su anacronismo con respecto al día siguiente. La merienda, el recreo de furia chiquita y sudor, la belleza inexplicable y aún por germinar de la compañera de pupitre, esas (sus) manitas que manchadas de chocolate y tinta azul me parecían el sol y la luna, esos astros con boca y ojos que siempre acababa dibujando en un papel garabateado con su nombre, y si ella estaba a mi lado ya no me importaba nada, ni siquiera el cuarto de los ratones donde vivía el niño sin sombra del que tanto hablaba la profesora (…)

Recordar es morir o vivir un poco más aprisa, según se elija. Es agilizar los trámites de la siesta y la lluvia, retornar a un mundo que jamás volverá pero que tampoco perecerá. Recordar es decirle a la muerte que se ande con cuidado, no nos vayamos a enamorar de esa niña triste y silenciosa llamada inmortalidad…

miércoles, 17 de febrero de 2010

no surrender

"Surrender". Jack Vettriano

Un verso cada día, y habrá merecido la pena. Venga ánimo, un verso cada día y el viaje no habrá sido en balde. La aurora le dice al crepúsculo que odia al poeta que se pone al sol que más calienta. La rendición a los pies de una cenicienta “real visceralista” y el esqueleto triste del poema me va royendo mi candor. Un verso, y una nota de despedida.
Ya queda menos para hacer trizas los lápices (y su carmesí ficticio) en la hoguera infinita de los puntos suspensivos…

martes, 9 de febrero de 2010

el cuadrilátero dionisíaco

No sé que coño me pasó esta tarde...



La forma de empuñar un lápiz en las horas limítrofes de la noche
dice mucho de ti/
Recuerdos intrauterinos
amarillentos
bajo el hidrógeno sucio/
Aprietas los dientes/ sangra el lápiz parturiento
y las palabras huecas que nacen
mirando al mundo de reojo/
A esta hora/
en esta deriva deliciosa/
sueñas con Vals centroeuropeos
que acaban en tragedia/ feroces guerrilleros
de la escritura/ y alguien (un instante antes) profetiza:
Todo el mundo al suelo…!
Ha servido de muy poco
reclutar
metáforas en el lado violento de la ciudad/
Un ángel adolescente
con una pistola del calibre 33
apunta al derviche vertiginoso (que soy)
en la sien irreprochable de mi rebeldía…