jueves, 22 de septiembre de 2011

Ya estamos otra vez...

Fotografía de Bill Brandt

cuando en el vientre
de la poesía
hay albatros y tuercas oxidadas
mierdas de perro y besos tornasolados  

perecemos cuando
el silencio nos hace partícipes de lo desolado
y la parturienta vaya a dar a luz
una palabra que jamás vamos a contemplar
meto la mano y no encuentro
    
es cuestión de vestirse
y bajar a la calle a medianoche
 recorrer una a una todas las cabinas telefónicas
de la ciudad
descolgar el auricular
y escuchar como al otro lado
alguien aguanta la respiración…        

10 comentarios:

Lucina dijo...

duelen...

un beso

Noelia Palma dijo...

ayyy
sí, duele.

esa de afuera de mí dijo...

tan bello y tan triste...
como esa soledad tornasol, de besos y respiraciones que no se pueden aprehender.

el fuego de prometeo, en tus palabras.

todos los besos.

Aina Rotger Vives dijo...

Si es que no me cansaré de decirlo, para mí estás creando una nueva forma de hacer poesía y me encanta.

alba dijo...

Siempre habrá alguien que aguante la respiración por nosotros y siempre habrá quien nos recuerde que nosotros también podemos respirar. Entre respiros (y suspiros), supongo, tal vez se encuentre la única manera de comprender por qué en el vientre de la poesía puede caber cualquier cosa, incluso la nada, la no-palabra o el silencio. Y sabiéndolo, ¿qué nos queda? Estar otra vez. Seguir estando. No irnos nunca.
Un abrazo, Roberto.

eMiLiA dijo...

Auch.

La imagen final en la cabina telefónica es terrible.

:/

Abrazo.

Vagamundo dijo...

Medianoches culpables y taquicárdicas en las que las cabinas de mi barrio no manifiestan dudas a la hora de indicar el responsable de tal descalabro: tuuuuu...

María dijo...

El silencio habla desde sus palabras y se escucha desde la mirada.

Un beso.

Vivian dijo...

Qué hermoso final! Son las 3.12 a.m y creo que me iré a la calle en busca de un teléfono (Qué sé yo, será que llueve)
Un abrazo.

~pi dijo...

belo -