La ciudad es un punto de fuga
hacia el vacío de neón,
es una inmensa fruta pelada
por la lengua áspera de la noche.
La ciudad, perra del caos y de las luces
dueña de los armarios con pistola
y de los patios de luces
donde los pájaros duermen
con el traje del revés.
Tú, princesa bolchevique
que reinas desnuda en la noche,
me jodes las esquinas mordidas de mi alma.
Y otra vez la noche,
para explicarte
para amarte
en calidad de testigo protegido.
Ciudad, nutria luminosa
exhumada de un río irreal,
perra hermosa del caos y de las luces,
muerdes la sombra de los viandantes
y por eso te tengo miedo,
como si con tenerte miedo
no fuese suficiente
para entrar
peinado y vestido de domingo
en el baile de vagabundos de papel
(que te curan la ictericia
con el vino agrio de sus botellas mediadas)
Sin noche no te explicas a ti misma
no te concibes
no te esnifas tus preguntas quemadas
no te descuelgas los teléfonos
de emergencias
cuando
alguien
se deje el gas encendido un minuto antes del amanecer…
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12 comentarios:
-Y otra vez la noche,para explicarte
para amarte en calidad de testigo protegido..- <3
Inspiración de la buena poeta! =)
me pierdo en tus catástrofes, "tú, princesa bolchevique" pura genialidad
... me quedo temblando a la luz de tus versos.
te abrazo
Las tres primeras estrofas son un derroche de poesía, de mensaje, de comunicación. Casi se mastica lo que dices... y eso es maravilloso.
Besos.
Laura
¡Princesa bolchevique! Pero qué bonito, encanto.
¡Miles de cariñitos sólo para ti! :D
Perdido en la ciudad, mi ciudad, sigo saboreando el compás irregular y contradictorio del amor y el odio que a paladas encuentro en cada acera.
Semaforos y mendigos, putas y politicos, gusto por explorar la noche con luz urbana, esa donde los encuentros tienen un sabor distinto a cada instante.
:-)
Me ha 'gustao'!!
vampírica ciudad!!
salud-saludos
Que cierto y que triste.
Estos versos que se adueñan de la razón. Un beso Roberto.
"Tú, princesa bolchevique
que reinas desnuda en la noche,
me jodes las esquinas mordidas de mi alma."
Qué bien armados versos, compañero. Un final adecuado e inquietante. ¿El gas encendido será la llave de gas abierta o, además, en llamas?
De igual forma, la muerte acechando, eso seguro, y una noche que revela las turbulencias más ocuras de la ciudad.
Saludos
La ciudad te desnuda, te absorbe, te hiere.
Pero te alimenta y te hace crecer.
¿No dijo alguien lo del palo con dos extremos?
un abrazo
Lo tengo cada día más claro. No vivo en una ciudad, por mucho que digan que sí.
Un saludo
estoy leyendo a Juan José Téllez e inevitablemente pienso en letras rojas y en ti! qué cosas!
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