lunes, 30 de noviembre de 2009

los perros sin siesta

Pasolini dice “la libertad es algo intolerable para el hombre que se inventa mil obligaciones y deberes para no vivirla”. Punto y final. Es rotundamente lírica su manera de afinar los pianos de nuestro desasosiego, de gritarnos a la cara lo que no nos atrevemos a decirnos a nosotros mismos cada mañana al asomarnos al espejo empañado de lo cotidiano. No somos ni siquiera libres para sepultar entre olvido y un alud de rocas inconsecuentes nuestra propia libertad. Y es que nos vamos cercenando las uñas, los tobillos coronados de rosas urgentes, la piel irrestricta y rebelde, a medida que vamos viviendo en minúsculas. Respiramos y comemos el pan furtivo de las minúsculas donde todo es más sólido, donde la llaga de la costumbre y la tuberculosis estética gozan de un estatus de jefe de estado macilento y holgazán. Somos, tal vez, unos cuantos perros perezosos que temen abandonar la siesta y su sombra por un futuro nómada de ternuras y geografías inalcanzables…

16 comentarios:

ana. dijo...

Sólo un alma libre reflexiona acerca de la libertad. Y creo que la libertad es sólo de aquellas almas dispuestas a vivirla. Es dolorosamente cierta la afirmación de Pasolini –rebelde y libre como pocos, sin embargo-
¿será que el arte –y no hablo sólo de literatura, cine, pintura... hablo, también, del oficio de vivir con arte- nos dibuja alas?

besos

Irene Olmo dijo...

Las personas vivimos inundadas por el miedo y el miedo es el peor enemigo de la libertad. Cada vez que superamos uno, somos un poco más libres...

Luar dijo...

me quede con ganas de viajar sin destino y sin tiempo...
Abrazo!

Patricia García-Rojo dijo...

y yo no quiero ser libre ya...

Anónimo dijo...

Una lectura que invita a la reflexión. Un gusto leerte.
Saludos.

la cónica dijo...

hablando con rigor, la libertad es imposible. además de tener que ser un poco esclavos, no veo la necesidad de atormentarse por ello.

besos

charlotte dijo...

Pasolini, con su poesía maravillosa, politica y cruda, si habré pasado horas reflexionando sobre sus letras. Tiene razón, por más libres y abiertos que nos creamos, tan solo somos esos perros, como vos decís, escondidos en la cucha que por miedo, ni siquiera salimos al patio.

Un beso grande Roberto, muy buen texto.

Lucina dijo...

Las rosas y caricias nómadas adornan geografías urgentes, destilan aroma de libertad que fulguran por la noche, pero esta vez sin norte ni sur.

Un beso

Gabiprog dijo...

Perros que ladran, pero que gustan de su correa.
Que buena entrada!

Camila Guzmán. dijo...

libertad que concepto... yo vivo en una carcel donde soy mi propio carcelero

Laura dijo...

Me siento una perra más. Y ese futuro me perturba enormemente.

Un saludo

Sophie dijo...

Los perros no son perezosos.
Perrezosos somos nosotros.
Ellos (esos perros siesteros) saben de espera, de respeto, de aceptación y del tiempo. Del momento en cada momento.
¿Nosotros qué sabemos?
Reflexionar en exceso y disfrutar en defecto.
Grato,muy grato tu texto.

Ursula dijo...

Roberto...

después de leer ese final tan espléndido... comienzo a entreteger mis alas de mariposa!!

hermosos días!

beso!

Anónimo dijo...

"Los tobillos coronados de rosas urgentes"...me encanta esta imagen...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

la libertad tiene precio. pero las heridas, las heridas cicatrizan antes de sangrar y al mirar el espejo las pupilas se dilatan esperando un nuevo día.
salud-saludos

malayerba23 dijo...

Aunque hay veces me cabreo con los esclavos/as que disfrutan siéndolo ( y les deseo que sigan así ) como libertario no me queda más esperanza que pensar que es la ignorancia la que realmente les nubla los ojos, ya que profundamente creo que nadie con lúcida conciencia puede rechazar la libertad, algo tan básico como respirar.......