Estás jodido amigo. Suena el teléfono, una y otra vez. ¿No vas a descolgar? Una llamada a cobro revertido saliendo de la medianoche, apesta a callejón sin salida. Estás quieto en ese sofá, sumido en la penumbra. Sube y baja tu cigarro describiendo volutas desesperadas en los márgenes de la oscuridad. Alguien ha entrado a patadas y golpes en tu imaginación.
No entiendes el final de la película que acabas de ver, y empiezas a percibir “encuentros mágicos” donde sólo hay toneladas reciclables de casualidad. Ella estaba a las diez menos cuarto de un día helado en la estantería de los congelados del supermercado, porque dios lo quiso así. Está bien, tú ganas. No voy a discutir contigo a estas alturas. Llevaba un paraguas gris “cielo nuclear”, una boina calada parisina que no la quedaba nada mal, y un vestido de angora rojo (tal vez era Suzie Marlango con antojo de arroz congelado). Ella te miró, tú la devolviste la mirada. Unos segundos anclados a la misma deriva. Una coyuntura de tierra quemada, y los dos invulnerables a las propiedades terapéuticas del fuego…
Suena y suena el teléfono. Puede que sea ella. Ring, Ring, Ring…una y otra vez, una estridencia diminuta pero que empieza hacer mella, un sonido que reina monótono en el corazón del silencio.
Aquella carta fue ridícula, estamos de acuerdo, pero todas las cartas de amor lo son, recuerda lo que decía Pessoa. Tienes mucho que aprender, amigo. En diez millones de páginas solo cabe una historia de amor. Así que puedes seguir fumando tranquilamente hasta que amanezca con cientos de insectos atrapados en el lado equivocado de tu televisor, o descolgar el maldito teléfono. La respuesta se incuba funesta en tus ojos. De un “si, diga...” al silencio hay un mundo que quizás no estés dispuesto a recorrer…
No entiendes el final de la película que acabas de ver, y empiezas a percibir “encuentros mágicos” donde sólo hay toneladas reciclables de casualidad. Ella estaba a las diez menos cuarto de un día helado en la estantería de los congelados del supermercado, porque dios lo quiso así. Está bien, tú ganas. No voy a discutir contigo a estas alturas. Llevaba un paraguas gris “cielo nuclear”, una boina calada parisina que no la quedaba nada mal, y un vestido de angora rojo (tal vez era Suzie Marlango con antojo de arroz congelado). Ella te miró, tú la devolviste la mirada. Unos segundos anclados a la misma deriva. Una coyuntura de tierra quemada, y los dos invulnerables a las propiedades terapéuticas del fuego…
Suena y suena el teléfono. Puede que sea ella. Ring, Ring, Ring…una y otra vez, una estridencia diminuta pero que empieza hacer mella, un sonido que reina monótono en el corazón del silencio.
Aquella carta fue ridícula, estamos de acuerdo, pero todas las cartas de amor lo son, recuerda lo que decía Pessoa. Tienes mucho que aprender, amigo. En diez millones de páginas solo cabe una historia de amor. Así que puedes seguir fumando tranquilamente hasta que amanezca con cientos de insectos atrapados en el lado equivocado de tu televisor, o descolgar el maldito teléfono. La respuesta se incuba funesta en tus ojos. De un “si, diga...” al silencio hay un mundo que quizás no estés dispuesto a recorrer…
24 comentarios:
Si, Roberto, es mejor no atender el teléfono...lo que siempre esperamos llega de improviso, no suele llamar antes.
Un abrazo, coimpañero, comencemos a festejar que un cambio se aproxima...en el calendario y en el corazón, poeta!
Abrazos, tocayo!!!
La casualidad no existe...verdad? y lo que ha de ser será.
Feliz Año nuevo amigo, deseo que lo ha de llegarte sea bueno, muy bueno.
Un abrazo
mj
Una boina calada parisina que no le quedaba nada mal...
El sonido de un telefono siempre interrumpe.
Prefiero al viento, despierta de una manera más natural.
Un abrazo.
Ya te digo...yo cada vez que suena me aterro al pensar quién llamará. Y no es que esté envuelta en ningún tipo de trama peligrosa, pero es que el sonidito ese...siempre me interrumpé y me recuerda lo localizable que estoy siempre. Quiero desconectar entre hojas y humo...besos
Esos nervios que te anudan el estómago cuando suena el teléfono a veces impiden que lo cojamos y contestemos. Otras, nos permiten asumir el riesgo...
Un saludo
No dejaré de llamar, seguiré insistiendo hasta que descuelgues, sé que sientes cómo el miedo trepa por tus extremidades al song del teléfono. Lo sé, lo vi en tu mirada, en el supermercado. Seré paciente, seré insistente, porque esos ojos que desnudaron mi alma no pueden estar equivocados. Ni yo misma me creo estar aquí, esperándote, si no hubiese sido por esa carta...
Descuelga...
Vamos...
todo fluye en este relato bambino, dinamismo y lluvia de ideas y sentimientos que nos calan...
me ha encantado...
todo está en su gesto
él sabrá
si coger el teléfono
o dejarlo sonar.
el miedo.
besos y besosssssss!
Querido Roberto,
Sé bien que no siempre soy constante en esto de las visitas. Puedo confesar que ultimamente ando algo perdida en otros universos que me alejan de esta labor diaria para con las palabras.
Pero sigo llamando(y lo que nos queda) y espero que continues recogiendo este guante porque te apetece y quieres.
Para mí es un placer, aunque no lo diga a diario, porque también me agrada quedarme con los silencios, esos pequeños detalles imprecisos que dicen mucho.
Por lo demás, decirte que el azar nos reunió y ahora que nos unen las palabras, que el nuevo año no nos quite la ilusión.
Un abrazo enorme.
En realidad ni sé cómo llegué acá. Simpelmente llegué, asi como llegan eas llamadas.
Eso si, es un poco mas distinto. Me da miedo contestarlas.
Pero no sé si lo mejor es no hacerlo.
Somos tan poco valientes a veces.
Una llamada a medianoche solo puede ser algo malo o entonces demasiado bueno para ser real!!!
Feliz 2009!!!
Abrazo...
A mi que me da miedo escuchar un teléfono no contestado, pues me pones los bellos de punta.
Saludos
Real.. fantasia.. quien sabe..
un ring ring... a media noche.. un suspiro una noticia.. un sentir.. un equivocado.. mientras nuestro pensamiento vuela juega.. y se evade en la tiniebla de la duda.
Besos miles para ti.. un abrazo grande grande. y que este 2009 nos siga encontrando en este camino lleno de entrega y magia..
mis mejores deseo.. Feliz año!!
Hola Roberto!
Que tipo este! yo cogeria el teléfono. Soy incapaz de dejarlo sonar si estoy en el sofá... otra cosa es si estoy durmiendo, o en la ducha!
El teléfono hay que descolgarlo para no quedarte con la duda!!
Un abrazo y leliz entrada del 2009!!!
Susi
sigues en el sofá sin atender el teléfono, que suena y suena... y en el contestador ya hay 14 mensajes, con este 15.
un abrazo
salud-saludos
Sí. Hay que llamar, aunque sepamos de antemano que nadie va a contestar, al otro lado. Supongo que hay que ser valiente. Y también hay que serlo para no descolgar. Porque el silencio, si se le atiende, habla.
Es curioso. Hoy es el tema de mi tarde. Y ahora leo esto. ¿Casualidad?
A veces elegimos el silencio...
Que buen blog :)
es mejor atender, porque no hay peor voz que la monstruosa que se gesta en solitario. Peror que ese mundo no lo creo.
pidele que atienda.
saludos y feliz 2009
Ultimo dia del año.. mis alas en ti.. en el encuentro en la magia. .siempre.. un placer haber compartido el 2008 en el vuelo y la complicidad... por mucho mas..
feliz 2009!!
cariños..
Rob....
Feliz 2009!
Paz y Luz para ti!
( y goles y cañas y amigos y risas!)
Abrazos, besos y amistad!
Lena
Feliz 2009!!
Y espero que me sigas acompañando.
Mil besos y te deseo toda la felicidad...
Hola Roberto:
Es difícil… descolgar o no… la vida puede comenzar nuevamente… o no.
Buen escrito.
Que tus deseos se realicen en el 2009 que hoy comenzamos.
Un abrazo.
Lo peor es la espera... cuando no acaba de sonar el maldito teléfono.
Descolgar es de valientes, querido Roberto y no hacerlo de sabios. Habrá que escoger...
Suerte y feliz vida.
Ah ¡qué bueno! me encanta!!
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