martes, 30 de junio de 2009

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Estoy seco. Bien jodido que dirían en una película de gangsters italo-americanos. La musa me ha comido la mirada y la rabia. Despojos y los perros de la siesta. No tengo nada que ofreceros, ni siquiera unas pocas palabras que juntar con un poco de decoro. Nada.
(ella) Me ha pelado la imaginación con las cuchillas tristes del silencio.
Desnudo, me reseco a la intemperie, con la garra helada de un cronopio clavada en el corazón…

Estos días en Barcelona buscaré, buscaré, buscaré…

martes, 23 de junio de 2009

Naturaleza muerta en las inmediaciones de la vida

Le baiser, 1935 (Man Ray)
Las puertas de la percepción
tienen que parecerse a esto.
Un sintagma
apuñalado por la baba inservible
que transpiran los objetos,
muertos escondidos entre los árboles,
poemas biodegradables,
ignífugos los trajes violentos de la poesía,
y el ecosistema
que se muere de infinito
por la irresoluble soledad de los perros.
Si abres la puerta, te pierdes,
te desmigajas al viento sideral de un quejido,
te vas luminoso
por el maldito sumidero de la no- desesperación.
Y firmas por un mundo en construcción,
destartalado,
vajillas habitadas por lagartijas, fotografías
pelotas, caballitos de madera, cajitas de música,
zapatillas mordidas por una mascota que nunca
aprenderá a morderte la nostalgia.
Y el paraíso que se incendia al ritmo que el diablo nos pautó…

martes, 16 de junio de 2009

¿La escritura es para cobardes?

Fotograma de Metrópolis (Fritz Lang)
Cuando te postras desnuda sobre el ensueño
me recuerdas
la INCOMPARABLE libertad que supone
el amor.
Escribir y amar es una forma de morir con las botas puestas
como otra cualquiera.
Presientes
el maremoto:
Las gaviotas alzan el vuelo,
los cangrejos eligen sucumbir
bajo la espuma.
Algo va a ocurrir.
Parecido a esas viejas películas
en blanco y negro,
donde todo es demasiado perfecto,
pero al otro lado de la pantalla
los lobos
se empiezan a impacientar…

martes, 9 de junio de 2009

13, Arial Rounded MT Bold

Mucho calor. Desnudo.
Dos cervezas vacías. Desnudo por fuera y por dentro.
Escribo con un tipo de fuente desconocida
con un tamaño 13
trece mordiscos
trece movimientos sincopados
trece intrascedencias
trece señuelos en la tarde cazadora
trece veces verte y desearte

me siento ágil
por la llanura
semidesierta de mi escritura
en esta tarde calurosa
de ventiladores
de incendios que devoran
el pijama infantil del pirómano
tarde de antílopes descreídos
de gacelas
de ciervos tranquilos
que buscan el verdor de la metáfora
muy cerca
del (agazapado) lápiz violento de mi poesía...

martes, 2 de junio de 2009

palabras ( salvajes )

Agárrate a la mesa como si fueses a salir volando. Coge el papel y muerde el lápiz con dientes y saliva de arcángel malogrado. Es muy tarde para que te bajes en marcha de este tren que lleva parado treinta y siete milésimas en una vía infrecuente; Y el viaje se reanuda sólo en tu imaginación, en tus sueños, en tu mundo moribundo que sabe que volverá a nacer en las estrellas que ahora lo velan.

A medida que ves a las palabras discurrir vertiginosas en sentido contrario, aerodinámicas y eléctricas, las esquivas para no fundirte con el lacerado peso de su artificio. Tienes que mantenerte al margen de ese esplendor, esa aterradora grandilocuencia, esa falsa sensación de calma. Alguien debe bajar las escaleras y llegar a la mierda que se le pega a los zapatos, ellas (las palabras) mean y mienten, tienen pelos y verrugas, y odian levantarse antes de las diez. Se hurgan la nariz delante de desconocidos, se maldicen entre ellas, se desvisten todas juntas en orgías de nubes retorcidas. Ni tú trates de domesticarlas, ni que ellas te domen a ti, ámalas tal como son, salvajes y disfuncionales, diplomáticas e incendiarias. Vete sacando de la sombra una a una de la mano, ponlas dulcemente, recostaditas, apiladas una contra otra en la cama sitiada del poema, bajo la luz artificial. El oxígeno violento de su sudor te agigantará las ganas de volar…