Puerta hacia el río.1960. Willem de Kooning
De su sistema nervioso central sale un rugido, un mensajero ya exhausto antes de partir. Su misión llegar a la mano derecha. Parece sencillo. Alcanzar la mano, y transformar su asepsia en puño. La pulsión y el heraldo cabalgan juntos. Los nudillos se entrechocan, los tendones aprietan la mandíbula de aire que los sostiene. Falta el oxígeno. El aire viciado de la atmósfera. Inminencia. Las células se apelotonan, chillan mirando al vacío. La fuerza centrífuga. A asesta un puñetazo a B.
Los glóbulos rojos de B se precipitan hacia la salida de emergencia. Esto no es un simulacro. No hay protocolos que cumplir. Sálvese quién pueda. Por la nariz se tarda menos. Los que van hacia a la boca buscan la complicidad resbaladiza de la lengua. Sea por donde sea. La sangre brota, sale de su habitáculo. La luz del día se encarga de taquigrafiar el retroceso (desesperado) de dos cuerpos que colisionan.
C en el otro extremo contrae sus párpados. Se tapian las ventanas de su conciencia. Sus ojos prescriben un exceso de violencia y se automutilan la capacidad de mirar. C hace una mueca, alguien manipula su hipotálamo para que sus manos se cubran la cara. La boca se abre. Sus incisivos y premolares suben y bajan. El émbolo de carne y saliva se calienta. De las entrañas sube su criatura. Hecho de viento y enzimas: Un alarido llamado horror...
Los glóbulos rojos de B se precipitan hacia la salida de emergencia. Esto no es un simulacro. No hay protocolos que cumplir. Sálvese quién pueda. Por la nariz se tarda menos. Los que van hacia a la boca buscan la complicidad resbaladiza de la lengua. Sea por donde sea. La sangre brota, sale de su habitáculo. La luz del día se encarga de taquigrafiar el retroceso (desesperado) de dos cuerpos que colisionan.
C en el otro extremo contrae sus párpados. Se tapian las ventanas de su conciencia. Sus ojos prescriben un exceso de violencia y se automutilan la capacidad de mirar. C hace una mueca, alguien manipula su hipotálamo para que sus manos se cubran la cara. La boca se abre. Sus incisivos y premolares suben y bajan. El émbolo de carne y saliva se calienta. De las entrañas sube su criatura. Hecho de viento y enzimas: Un alarido llamado horror...