sábado, 27 de marzo de 2010

Variaciones a la muerte de Robert Lowell

Morirte en el asiento de atrás de un taxi entre la calle 48 con la 55. El taxista no tiene nada que decirte, el taxímetro discrepa de la realidad y le va mordiendo los tobillos a las hienas de las cuatro de la tarde, a la geografía rupestre del asfalto, a todos esos vados metropolitanos tan hostiles.

Morirte en Nueva York un día de primavera. Morirte en una ciudad donde los ejecutivos hacen sopas de letras con las cartas de amor de los vagabundos, tiene su gracia. Calles y más calles. Y al taxímetro le importa una mierda tu viaje astral. No podías morirte en otro sitio.

El tráfico está imposible y un tal Dylan (sentado en el futuro) suena en la radio un tanto displicente, sin apenas ganas de llamar a esas puertas del cielo tan concurridas.

Robert Lowell tengo tu epitafio,
Incesante el amarillo del poema un segundo antes de cesar…

viernes, 19 de marzo de 2010

El dueño de un poeta


A Bryan, mi gato, siempre esos ojos azules


El gato se orina en la imaginación/
/Desprecia
tu tangibilidad/
/él por contra
se hace metafísico
con cada átomo de calor
del absurdo radiador/

/de Wolframio
tiene (restos en)
las patas
de buscar princesas maniatadas
en el vientre lluvioso de las tejas/

/me gusta como degradas
una tarde de domingo a su mínima expresión/
/bigoteando/
/espejeando/
/encadenando siete versos al
cascabel de tu séptima vida/
/maullando/
/desvistiendo el fragor
azulado
del león que premeditado
rechazaste ser…/

jueves, 11 de marzo de 2010

El principio de incertidumbre a la manera de él

El vendedor de coches de segunda mano no tiene jardín donde enterrar cadáveres exquisitos. Una retahíla de sarcófagos y bourbon a cielo abierto. El vendedor de coches de segunda mano tiene el frigorífico vacío pero inagotable como un principio taoísta: Unas heinekens, un lata de conservas y congelado el principio de incertidumbre.

El vendedor de coches de segunda mano tiene un aparato estereofónico, esa “ventana indiscreta” que clasifica las melodías tristes de la gente. Y es que el vendedor de coches de segunda mano tiene un plan. En ese plan entran en juego, las estrellas y una nebulosa con habitantes que lloran en un gineceo con forma de spaghetti triste.

Aletea una mariposa en Brasil y el vendedor de coches de segunda mano saca su paraguas verde para sacarle un ojo al huracán…

miércoles, 3 de marzo de 2010

La noche de los mitómanos

Nighthawks.- Edward Hopper

Déjame llegar a tu dios a pedirle las llaves que custodian tu sexo.
Una revuelta en el quiosco incendiado en ese barrio judío. Un temblor de sangres y amapolas. Déjame ser pájaro de barro.
Déjame subir por la escalera de caracol y revertir el antipoema.
Cuarenta días y cuarenta noches en el arca, repasando la gramática de Noé, y una Sodoma sin centuriones. Y un licor antiguo que eriza mi lengua caldea sobre tu Babilonia muerta.
Déjame llegar a tu dios. Déjame preguntarle por el vector infinitesimal de tus alrededores. Déjame preguntarle por esas matrices de viento que conducen al consabido camino de baldosas amarillas. Allí nos espera Judy Garland, en el otro lado del arco iris.
Triste tiempo de temporeros que trabajan de sol a sol para tu dios carcelero.
Un penal de sombras chinescas,
tal vez una gasolinera,
cincuenta centavos de la última propina olvidada en alguna parte…