
Sí padre, he pecado.
Guardo mentiras bajo la almohada (del poeta)
Pretendo
esquimales detenidos entre la lluvia
y lobos, cientos de lobos,
hambre de semanas,
un ejemplar de rayuela
albergando puñaladas entre la nieve. El amor desentraña la tundra.
Y las bestias que olvidan hacer los deberes de la escuela.
Con esos ingredientes
hay tragedia,
vencimiento,
herrumbre en las caricias que me quedo para mi.
Ya puedo empezar a escribir
y fingirle a la vida que le sobra a los muertos.
Si me siento sobre la mácula
absurda de mi escritura
veo relámpagos sucintos
que colaboran con este fraude.
Fuerzas un verso,
lo maniatas,
lo despellejas,
violas su sacrosanta tristeza,
le pides complicidad
en la tarea siempre repetida
de desnudarte
bajo un tamarindo que crece en el volcán…
(una pizca de odio no le vendrá mal a tu enorme corazón)