domingo, 28 de abril de 2013

los límites de la noche


Fotografía de Trent Parke.


Hoy soñé con Saramago. Ha sido un sueño limpio, luminoso, de una ternura insoportable. Los dos íbamos a comprar el periódico en el mismo Kiosco, después nos sentábamos en un banco. Él me hablaba con ese tono de voz tan hermoso y tan suyo, lleno de sabiduría, eso lo recuerdo. Pero no recuerdo de qué me hablaba. Tal vez me estaba desvelando el secreto, o me detallaba los senderos que atraviesan la orografía árida de la muerte. Yo no me quería mover de su lado, quería quedarme en ese banco para siempre. Él encendió un cigarrillo, creo que durante su vida nunca fumó, pero le quedaba bien, le daba un aire de detective condescendiente, de poli bueno que tiene la mirada perdida en una sala de interrogatorios. Hacía círculos de humo, y me miraba. Ya no necesitábamos de las palabras.
Aquello no podía durar, era demasiado perfecto. La inminencia de un desenlace. Tal vez el maestro se marcharía otra vez de la vida de puntillas y sin hacer ruido, con un periódico mojado por la lluvia, y las gafas empañadas(...) pudiese ser que me alejase del ruido y me guardase el humo de su recuerdo en los bolsillos, pudiese ser que el muerto fuera yo…

sábado, 6 de abril de 2013

fragmento de "La habitación trashumante"

                             Fotografía cubierta. Rafael Arocha.


Como si con la araña no tuviese suficiente,
anoche fui a ver lobos.
                                   Tenía prisa por los aullidos.
Mudo atravesando ese pinar interminable. La madrugada se golpeaba opaca las sienes contra los límites de la habitación de rocío. Un satélite militar cortejaba a la luna. Un tractor lejano rugía patas arriba.  Los lobos oliendo mi tristeza. Yo tenía prisa por la sangre enamorada que vierten a la noche. Tenía prisa por los colmillos, por las orejas que terminan en punta, por el crujir de dientes sobre la médula imaginada de la oveja. Tenía prisa por su hambre soliviantada en el corazón de las semanas. Prisa por volver a la manada (...)