jueves, 23 de julio de 2009

El pasaje

Puedo oír
las dentelladas y los gritos
que quedan suspendidos
en una atmósfera de leones y cristianos.
Dios ya por entonces,
miraba para otro lado,
como ahora que se desentiende
del viejo vagabundo que pasa por nuestro lado,
y que arrastra por la “Vía de los Foros Imperiales”
su viejo carro oxidado,
a rebosar de poemas tristes.
Ese viejo vagabundo
últimamente aparece en todos mis sueños.
El sueño es siempre el mismo.
Él se acerca a ti, y te propone
el último pasaje que le queda libre
en su nave que viaja al fin de las estrellas.
Tú, por supuesto, siempre aceptas...

jueves, 9 de julio de 2009

La paradoja final


Del tsunami que asoló Asia hace unos años, conservo una imagen en la retina. Un tipo que estaba bañándose en una playa normal y corriente, que pudiera estar en Camboya o en Tailandia, pero el caso que en esa lejana playa no había absolutamente nadie salvo él. Ese movimiento sísmico localizado a unos cuantos kilómetros mar adentro, el desperezo del Leviatán en su sillón de una sima oscura dejó vacía de agua la playa, ¿Dónde coño se había ido el océano? Los cangrejos caminando en círculos en torno a su violentada intimidad, las estrellas de mar y su asfixia, el sol censurando airado la conducta poco decorosa de las sirenas varadas, y ese hombre mirando a la nada, a ese infinito turbulento de espuma y algas que segundos después se lo iba a tragar. Pronto todo habrá terminado. Una ola, la última ola que se lo llevará todo, incluso la conciencia húmeda de haber pasado por la Tierra, fugaz y confuso, con los bolsillos vacíos. La corriente eléctrica que pasa de tu interruptor a la bombilla polvorienta de tu muerte.
Sabes que vas a cesar y estáis “solos”, el mar, tú y un cámara de televisión. La vida y la muerte. La paradoja final televisada en “prime time” en el siniestro salón donde ruge el televisor…