domingo, 24 de mayo de 2009

mataderos / Fase Rem

El sueño. Salvador Dalí.
Hoy he soñado con el rostro informe del caos.
Mis sueños van a cámara lenta.
Según ellos
mi técnica de filmación ha mejorado
sustancialmente desde el último atardecer.
Ellos tan atentos y diplomáticos.
Dicen que existe un lugar
donde se encargan de colorear
el metraje de nuestras pesadillas. Quizás sea un rumor.
Por cierto ¿Cuándo un sueño es sólo un sueño?
¿Y cuándo se le empieza a denominar pesadilla?
Veo que te has quedado sin respuestas.
Si no estás satisfecho con tus sueños,
tal vez deberías frecuentar
las salas de espera
de los mataderos,
donde miles de ovejas eléctricas
recuentan los tallos frescos
de su última primavera....

martes, 19 de mayo de 2009

Teoría (la práctica es otra cuestión)

Juan Genovés Candel.- Hoy como ayer (1973)

( A Mario Benedetti que me contagió la sonrisa)
¿Qué hacer cuando te sientes perdido? No pongas signos de interrogación al miedo. Deja que se persigne tu corredor de apuestas. Tú tan tranquilo siéntate a escribir, a esperar que a la musa la entre un ataque de sinceridad (o en su defecto de pánico). Mete tus ojos en la desesperación, y jódela la fiesta esbozando una sonrisa. Llévate la palabra “belleza” escrita en todos los rincones de tu cuerpo, lo demás no importa nada. Y escribe una broma pesada, tal que así…
La vida se desangra por una tijera de colores.
Jirones de vértigo, ropas calientes
que nos recuerdan la militancia
de las palabras
en nuestros propios huesos. Me siento tangente
el corazón,
mientras ando desnudo por el mercado de abastos
donde
se desangra el sol parido en un sueño.
Oblicuas las palabras,
me salen
manchadas de los amaneceres
que pintaba Pavese en el pasivo de su angustia.
Pero mejor será reír y seguir siendo poeta,
que transfigurarse
en profeta de un dios perdido en la burocracia
extinta de la serpiente.
Sobrevuela el ángel nihilista
entre la lluvia cansada del atardecer…

martes, 12 de mayo de 2009

Tengo ganas de llorar...

La canción más hermosa del mundo...

Antonio Vega (1957-2009)

A estas horas todo está casi dicho. La prensa, las emisoras de radio desempolvan tus discos, los obituarios de mañana con la tinta fresca y con la herida abierta calientan motores. Pero siempre queda algo por decir, siempre…

La primera vez que entendí de veras el significado de la palabra “melancolía” fue al escucharte, cuando peinabas el vendaval y la ola con tu desasosiego de un chico de provincias que nació en Madrid. Lo hacías fácil y terriblemente hermoso, tan sencillo como mearse de gusto por un verso que se te quema feliz en la conciencia.

A estas horas, pongo tus canciones una y otra vez, esperando que me cuentes cosas, las últimas historias. Necesito que me hables, no puedo soportar el silencio esta noche. Necesito sentirme acompañado como tantas otras veces (recuerdas aquella vez que volví de Roma prometiéndome que jamás volvería a enamorarme, no podía hacer otra cosa que meter mis lágrimas en la maleta y destripar poemas con los ojos enrojecidos por el humo de la nada). Yo era un poeta lastimoso al que siempre dabas cancha. Siempre había hueco en tus canciones para otro pobre diablo que corría “con una bestia detrás”.

Ahora que estamos a una distancia equidistante del silencio. Tú en un lado, yo en otro. Pájaros y más pájaros salen de tus dedos. Los gatos desdoblan sus miradas para abandonar la tuya. Los peces de colores se marchan allí donde el río está pariendo con un risa dolorosa un mar pequeñito. El desalojo hermoso. Buscan reencontrarte. Todos han iniciado el viaje. Si, a ese sitio maravilloso del que saliste, y al que ahora vuelves. Si, (vuelve a sonar la música), allí “donde se creó la primera luz”…

(Gracias por todo, Antonio. Nunca te olvidaré.)

sábado, 9 de mayo de 2009

Y la errancia de soñar se hizo mar...

Giovanni Fattori.- Marina al tramondo (1890-1895)

Y el mundo se nos paró en seco. El tiempo se orinó en los pañales de un recién nacido. La madre naturaleza aguantó la respiración (¿tal vez para siempre?). Quizás no se volviesen a dar las condiciones para que surgiera la inercia que hace al sol matarse por la luna. Pero no existe el mañana en estas palabras. El mundo se detuvo y eso es lo que vine a contar.

Nos pilló llorando al lado del mar. Ella y yo. Abrazados. Sus labios contra mi cuello, los míos contra su pelo. Aterrados. Desconcertados. Pusimos en boca del amor frases equivocadas que conducen a caminos equivocados y que terminan en claros del bosque donde merece la pena amarse sin estipulaciones. La errancia como la sombra de un despertar en la Antártida. La espuma de las olas se detuvo en el oxígeno violento, en los precipicios de la sangre azulada. La playa se convirtió en un pájaro de plumas mojadas, y cuando se mezcla el agua con la libertad, todo el mundo sabe que los cielos se llenan de despropósitos y ángeles tornasolados.

El mundo se paró en seco. Las palabras y las leyes de la física no están más que para ser quebrantadas. Tú y yo en movimiento, violando la ley de la gravitación universal. A estas horas nos estarán buscando en la ciudad…

martes, 5 de mayo de 2009

FRAGMENTO DE UN FRAGMENTO ( El amor no supo sobrevivir)

Desperezar, despertar, bostezar.
Amanecen trescientos soles a esa hora.
Si, a esa hora.
A esa hora en que los vagabundos
suben con disciplina musical
los cuellos de sus abrigos, y velan
el cadáver hermoso de la esperanza,
pienso en ti.
A esa hora en que la mañana
se ha arrojado al metro
con un puñado de flores en sus bolsillos,
me lleno de ti.
A esa hora en que el hombre de negocios
se revuelca por las calles
con un severo ataque de romanticismo,
me alimento de ti.
A esa hora en que los camiones de basura
trituran poesía,
escribo en ti.
A esa hora en que la mermelada de los transeúntes
se torna del color de tus ojos,
me vierto en ti...

viernes, 1 de mayo de 2009

VARIACIONES ( La noche y sus criaturas)

Travis camina solo por aquella calle repleta de cines X. No levanta los ojos del suelo. Le quedan restos de pizza en la mirada, una mirada salvaje que se pierde por los colectores tristes de la ciudad. Y siento náuseas al verlo. Con un pié en la intemperie y otro a un millón de kilómetros del mar. Mírate Travis Bickle, bebiéndote tu propio odio entre traficantes de droga y proxenetas. Tu taxi amarillo atraviesa la oscuridad y tus lágrimas empañando el retrovisor. Nadie te echará de menos en el barrio cuando te hayas marchado. Acaríciate la araña que te sale de los labios. Allí es donde debes empezar a buscar, para aprender a desconocerte.

Eres un toxicómano del desconcierto. La deshabituación a las sustancias peligrosas que te regala la poesía del calibre veintidós hace tiempo que dejó de interesarte. La violencia es demasiado cara como para comprar el silencio de tus víctimas (…)

Monta el revólver de 20 pavos en unos pocos segundos. Vuelve a desmontarlo una y otra vez. Escribe en sus muescas un jodido poema de amor (aunque no tengas ni la menor idea en que consiste eso del amor). Un poema con embarcadero, con tartas de manzana y desayunos en la cama. Un poema donde aparezca un policía amable que te ofrezca fuego en un burdel luminoso donde no puede entrar tu desesperación. Sé que esas cosas solo pasan en las películas, pero tú llevas atrapado en una toda tu vida (…)

Travis entra en un cine para pasar la noche. A fuera empieza a llover, y alguien escribió en el cristal del taxi amarillo un “te quiero” por error. El amor y las hienas rivalizan por un segmento de anochecer…